En las próximas elecciones de EE.UU., Donald Trump propone reducir el impuesto corporativo al 15% y aumentar los aranceles a productos no fabricados en EE.UU., mientras Kamala Harris aboga por elevar la tasa del impuesto corporativo al 28%.
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Impuesto corporativo
El partido republicano y su candidato Donald Trump prometió recortar la tasa de impuestos corporativos, reducir drásticamente las regulaciones y auditar el gobierno federal, lo usual dentro de toda campaña electoral donde el tema de impuestos es tan sensible, Trump promete impuestos bajos, regulaciones bajas, costes energéticos bajos, tipos de interés bajos, fronteras seguras, crimen bajo.
La pieza central de su discurso es un impulso para reducir la tasa del impuesto de sociedades al 15% para las empresas que fabrican sus productos en Estados Unidos. Esa medida supondría una gran reducción desde el actual tipo del 21%, una victoria política clave de la propia ley fiscal de Trump de 2017.
Esta reforma busca incentivar la producción nacional, que los productos de consumo sean fabricados en Estados Unidos, el lema es si una empresa subcontrata, deslocaliza o sustituye a trabajadores estadounidenses, no podrás optar a ninguno de estos beneficios tributarios.
Una tasa de impuesto corporativo del 15% representaría una gran victoria para las grandes empresas estadounidenses, pero también contribuiría a aumentar el déficit lo que significaría que las grandes empresas acabarían pagando tasas mucho más bajas que las pequeñas empresas privadas, donde las tasas pueden llegar al 37%.
La propuesta de Trump también se opone directamente a la propuesta de Harris sobre el impuesto de sociedades donde ella ha pedido aumentar la tasa del impuesto corporativo del 21% al 28%. Por lo que se avecina un pulso por reducir la tasa impositiva entre los miembros del congreso, que en estos momentos está discutiendo y negociando la prórroga de partes de la ley fiscal de Trump del 2017 que expiran en 2025. Tanto Trump como Harris están intensificando sus mensajes económicos para cortejar a los votantes de los estados indecisos, así como a los ejecutivos de empresas, en unas elecciones en las que la economía es un tema dominante
Eficiencia Gubernamental
Otro plan de campaña de Trump es el compromiso de establecer un grupo de trabajo para revisar los gastos federales, esta comisión estaría encargada de llevar a cabo una auditoría financiera y de rendimiento completa de todo el gobierno federal y hacer recomendaciones para reformas drásticas y para garantizar que el dinero de los contribuyentes se gasta de forma eficaz.
Las encuestas muestran que los votantes piensan que la economía de EE.UU. bajo la presidencia de Joe Biden y Harris está mejorando, pero todavía se dirige en la dirección equivocada, percepciones alimentadas por las preocupaciones sobre los altos precios que han lastrado a los hogares estadounidenses.
Una encuesta de Bloomberg News/Morning Consult realizada entre el 23 y el 27 de agosto en siete estados indecisos mostró que los probables votantes confiaban en Trump en materia de economía en un 50% frente al 44% que lo hacían en Harris, y más de la mitad piensan que estaban mejor financieramente bajo Trump que con Biden y Harris.
Aunque Trump se comprometió a bajar las tasas de interés, el presidente no tiene ningún control directo sobre su fijación. Ese trabajo lo asigna el Congreso a la Reserva Federal, que baja o sube su tasa de referencia de los fondos federales para influir en los costos de endeudamiento de toda la economía en instrumentos que van desde hipotecas a bonos del Estado o préstamos para automóviles.
El banco central estadounidense ha mantenido las tasas en máximos de más de dos décadas desde julio de 2023 en un intento de controlar la inflación más alta desde principios de los años ochenta. Se espera que los funcionarios comiencen a bajar las tasas a finales de este mes, a medida que las presiones sobre los precios sigan disminuyendo y el mercado laboral se enfríe.
Aranceles más altos
Trump tiene planeado incrementar las barreras arancelarias de los productos y servicios que llegan del exterior con gravámenes comerciales, lo que electoralmente le da buen redito presentándolo como una política comercial pro-estadounidense que utiliza los aranceles para fomentar la producción local, propuso canalizar el dinero de los aranceles hacia un fondo soberano, que podría invertir en centros de fabricación, defensa e investigación médica.
Los fondos soberanos han sido utilizados normalmente por países con grandes exportaciones de materias primas y superávits presupuestarios, como Arabia Saudí y Noruega. Estados Unidos, en cambio, lleva dos décadas con déficit presupuestario y ha financiado el gasto público emitiendo deuda. El expresidente ha planteado la idea de utilizar la subida de aranceles para pagar algunos recortes del impuesto sobre la renta. Ha prometido aplicar un arancel general del 10% a todas las importaciones y del 60% a los productos chinos. El riesgo de aumentar los aranceles es que no habría manera de detener la inflación.
Trump también dijo que declararía una emergencia nacional en materia de energía para estimular la producción nacional y aprobar rápidamente un mayor desarrollo de la extracción de petróleo y gas, medidas que, según él, aliviarían los altos precios. Trump presentó esta política como necesaria para industrias emergentes como la inteligencia artificial y para mantener la competitividad de EE.UU. frente a China.
